PERSEVERANCIA

Hoy casi no escribo este correo… pero aquí estoy.

Si te digo la verdad, hoy no tenía ganas de escribir

Pero ninguna, eh.

Tengo una pereza encima, brutal!!!!

Me pesaba como una mochila cargada de piedras.

De esas que a veces no sabes cómo quitarte de encima. ¿Te suena?

La tentación de dejarlo pasar era fuerte.

Total, un día sin escribir, ¿qué más da?

Pero luego lo pensé mejor.

¿Y si hoy no escribo y mañana tampoco?

¿Y si dejo que este pequeño "no" crezca y se convierta en un hábito de abandono?

Ahí está el problema.

Lo que parece insignificante hoy puede ser la grieta por donde se escapa todo lo que quieres conseguir.

Porque el éxito —ese que a veces se siente como una meta inalcanzable—

no llega por suerte ni por magia.

Llega por constancia.

Llega por la decisión diaria de avanzar, aunque sea un poco.

Hoy me cuesta escribir estas líneas, sí. Pero sé que este pequeño esfuerzo es el que marca la diferencia. Es como en esas negociaciones que parecen imposibles, donde seguir firme y disciplinado es lo que evita que te pierdas en compromisos que no llevan a nada.

Y eso es lo que te quiero decir:

la perseverancia no es cómoda, pero siempre, siempre es rentable.

Hoy, mi pequeño logro ha sido enviarte este correo. ¿Cuál será el tuyo?

Un abrazo,
Agustí

No hace falta que hagas clic en este enlace, seguro que no es para ti.

Solo lo dejo aquí porque alguien puede encontrarlo útil… aunque igual no te interese

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P.D.1 Si alguna vez te has sentido como yo esta mañana, recuerda esto: lo difícil no es avanzar a pasos grandes, es no detenerse con los pequeños.